Sorata, es la tierra de la eterna primavera, contraste de palmeras y de nieve, desafío de los trópicos y de las gélidas regiones que frente a frente se contemplan, como símbolo de la unión y de la riqueza boliviana.
Pequeña ciudad de aire colonial, emporio de la riqueza aurífera del pasado, refugio de los realistas españoles de alto linaje, acaudalados mineros, personajes de la sociedad y de la política colonial.
Se convirtió en el centro de la administración de fabulosos yacimientos de oro de Larecaja, la provincia. La vida ciudadana desarrollaba sus actividades productivas en vistosos, como alegres pueblos de la serranía: Tacacoma, Yani, Consata, Mapiri, Tipuani, Guanay y Challana.
Tuvo también una singular historia que destaca la presencia de importantes personajes, como autoridades de alto rango; Sebastián de Seguróla, corregidor de Larecaja y el Capitán Alonso de Mendoza, fundador de La Paz, atraído por la riqueza del oro decidió radicar en la Villa de Sorata, de exclusiva belleza y pintoresco atractivo a lo largo del extenso valle. El poeta, dijo:"La colonia dio un alto valor a Sorata, la República la olvidó".
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