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Raul

EL CERCO DE SORATA

Uno de los acontecimientos que más conmovieron a la Provincia Larecaja y al Alto Perú, fue el cerco que impusieron a la Villa de Sorata. Los 18.000 indios que bajo el mando de Andrés Tupac Amaru, mantuvieron por más de 120 días a un pueblo indefenso y sin los alimentos necesarios para subsistir, bajo intensa presión que provocó las más aberrantes penurias. De acuerdo con los relatos de la historia, los indios inundaron la población, rompieron las trincheras, convirtiéndose en una de las confrontaciones más sangrientas que registra la Historia de Bolivia.

En sus estrechas calles, se libraron encarnizados combates de características salvajes y espantosos episodios, sin piedad para ninguno de los dos frentes. Los relatos de aquel tiemoo. dice aue los indios arrasaron Sorata, degollaron a sus habitantes que les hicieron frente, dejando miles de muertos en el campo de batalla. Después de una acérrima y heroica defensa, el pueblo cayó el 15 de agosto de 1781, recordándose hoy en día, como el episodio más sangriento producido durante la época colonial.

Concluida la matanza, los indios saquearon la Villa de Sorata y se llevaron todo el tesoro oculto, perteneciente a españoles y criollos. El importante caudal de oro y plata labrada, reliquias y ornamentos de la Iglesia Católica, se convirtió en el "botín de guerra" y, sin más que sustraer de aquel pequeño conglomerado humano, los agresores incendiaron todas las edificaciones, sin dejar una sola construcción en pie y convirtieron a la población en un promontorio de cenizas. Tupac Amaru y el contingente de indios se llevaron todo el tesoro de Sorata, en una caravana de mulas que tomó el camino hacia el pueblo de Azángaro, situado en territorio del Bajo Perú.

El Padre José Eustaquio Caravedo, testigo presencial que concurrió al sitio donde se desarrollaba la defensa del pueblo, en sus crónicas del pueblo, menciona que él junto a sus colegas sacerdotes católicos, Juan Tomas de Segovia y Juan de Dios Zegarra, participaron de las acciones y que de ellas no quedó ningún vecino, sólo salvaron la vida los curas y las mujeres y los niños. Algunas de las esposas ofrendaron sus vidas, peleando junto a sus maridos.

Tiempo después, Tupac Amaru, fue capturado por una expedición militar española y ajusticiado en la Plaza Central de Cuzco, Perú, como un ejemplar hecho histórico que forma parte de las crónicas escritas en aquel tiempo. Sorata, mientras tanto, se levantaba de las cenizas, con gran ímpetu y en un área territorial más pintoresca del profundo valle, atendiendo órdenes de la Corona Española.

Sorata, posteriormente, demostró con ejemplar visión que fue siempre una población de prosperidad y trabajo. Durante el coloniaje, se ha convertido en un importante ejemplo para las futuras generaciones, convirtiéndose en el asiento principal de los españoles acaudalados y, por lo tanto, la ciudad opulenta y orgullosa de su riqueza aurífera y, sobre todo, de su belleza natural. Durante todo ese tiempo, constituyó el centro administrativo de la explotación de la riqueza aurífera de la Provincia Larecaja y, por lo tanto, el sitio trascendental de la región paceña.

La nueva población no perdió su característica alegría y espíritu de prosperidad y hoy brilla con todo su esplendor, en las faldas del majestuoso lllampu. Sus plazas y calles muestran aún aquel legado como testimonio perenne de su pasado histórico, donde permanecen sus hermosos paisajes naturales, sus pintorescas praderas, escenarios floridos en los cuales transitan sus bellas mujeres, cual ramilletes de flores de la primavera de los recuerdos.

Para graficar mejor aquella percepción, Sorata es la ciudad de las mañanas primaverales y de aquellas tardes crepusculares, donde los rayos de la luna acarician las verdes palmeras muy propias de la región y beben de las aguas de sus cristalinos ríos. Es hermosa esta Villa, como el atardecer de sus montañas, rocas de granito azul coronadas por el blanco gélido de sus nieves eternas que simbolizan la altivez del paisaje natural de Sorata.

"Quien te conoce rincón lerecajeño, es feliz porque te ha visto", describe el poeta para recordar que esta ciudad es cuna de hombres célebres que brillaron en la historia de Bolivia. Esta tierra contribuyó con importante contingente de valientes a la lucha por la independencia de Bolivia. Ildefonso de las Muñecas, Crisóstomo Esquivel y muchos otros, son una muestra de aquel grupo de hombres célebres que dejaron huellas profundas de heroísmo escritas en la Historia Republicana. Se menciona la participación en las contiendas del Acre, para hacer frente a la invasión de Brasil y en la Guerra del Chaco, para defender el petróleo frente a la agresión paraguaya y la ambición de las transnacionales extranjeras.

El Ejército Boliviano bajo el mando del Gral. José Manuel Pando, ingresa por Sorata, Mapiri y Guanay, (Provincia Larecaja) hacia el norte del país el año de 1903, para defender la heredad nacional contra el agresor brasileño que invadió el territorio del Acre, con un poderoso contingente de bandeirantes para hacerse del territorio Amazónico de lo que hoy es el Departamento de Pando.

Los larecajeños, conocedores de la selva y de los caudalosos ríos de la amazonia del norte, se incorporaron en la misión más riesgosa y de permanentes peligros para el ser humano, no sólo como soldados servidores de la Patria, sino como guías, cazadores, exploradores y protectores de los miembros del ejército boliviano. Comenzaba de esta manera, la primera expedición militar hacia el norte, la primera que reconoció como boliviano el extenso territorio virgen del norte amazónico y, no sólo para enfrentar al enemigo, sino a las características del territorio más agresivo del planeta.

En los años del primer lustro de los treinta, Sorata nuevamente moviliza a sus jóvenes para defender la Patria de la agresión paraguaya que, con apoyo de las petroleras transnacionales de aquel tiempo, trató de apoderarse de las estructuras hidrocarburíferas del sur de Bolivia. En las candentes arenas del Chaco Boreal, estuvieron presentes con el civismo, la valentía y gallardía que exigía el país, en aquel momento crucial de nuestra historia.

El general Enrique Peñaranda, nacido en este hermoso valle, se convirtió en un símbolo de patriotismo y responsabilidad, en aquellos días trágicos. Ostentando el grado de coronel del Ejército boliviano, Peñaranda al mando de un destacamento, tomó los fortines paraguayos de Toledo, Corrales y Huajó. En Kilómetro Siete, este heroico militar, rompe el cerco paraguayo y arranca a la muerte, la vida de 3.500 jóvenes movilizados. El ejército de ese país, en una muestra de hidalguía, reconoce su derrota y destaca la acción estratégica de Peñaranda, como una de las más notables registradas en el curso de la sangrienta guerra.

El 13 de diciembre de 1933, Peñaranda asume el mando del Ejército Boliviano en Campaña, como Comandante General en Jefe en Campaña, es condecorado con el "Cóndor de los Andes" y promocionado a los grados de General de Brigada y General en Jefe. Promueve entonces, el lema: "Primero la Patria, primero el deber" y motivados por el mensaje, miles de jóvenes ofrendan sus vidas en defensa de la Patria Bolivia, en aquel escenario de sangre en medio de las candentes arenas del Chaco

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